domingo, 25 de enero de 2015

Mitomanía, el impulso de mentir por placer

Concepto psiquiátrico

MENTIROSOS COMPULSIVOS

Pese a que la expresión “mito” se utiliza con mucha frecuencia, deberíamos ser cuidadosos para evitar utilizarla indebidamente.

En la vida, todos nos encontramos con alguna situación en la que tenemos que mentir, por razones más o menos confesables: escapar de una cena, salir de una situación embarazosa... También, algunos estafadores dominan a la perfección el arte de mentir, del que se valen para extorsionar a sus víctimas. En dichos casos se habla de “mentira utilitaria”.

Pero el mitómano no entra del todo en esa definición. El primero que describió la mitomanía fue un psiquiatra de principios del siglo XX, Ernest Dupré, quien la describió como un “impulso narrativo, unas ganas de contar algo extraordinario para ser alguien interesante desde el punto de vista social”, nos explica el profesor psiquiatra Michel Lejoyeux.

EL MITÓMANO INVENTA

UNA VIDA HEROICA

Naturalmente, existen diferentes grados de mitomanía, pero la base siempre es la misma: “contar mentiras por placer” para inventar una vida emocionante.

Los mitómanos imaginan un pasado heredado, una vida llena de aventuras e incluso un trabajo muy bien remunerado. Uno de los ejemplos más ilustres de la literatura universal es la historia de Jean-Claude Romand, contada por Emmanuel Carrère en El Adversario. Un estudiante de medicina que nunca llega a obtener la licenciatura pretende trabajar en la Organización Mundial de la Salud y engaña a su familia durante 18 años hasta llegar al desenlace fatal... Cuando su familia está a punto de descubrir la verdad, mata a su mujer, sus hijos y sus padres, e intenta suicidarse.

¿SON CONSCIENTES

DE SUS MENTIRAS?

Es la cuestión que más problemas plantea a los expertos. Para el profesor Lejoyeux, “el mitómano es consciente de sus mentiras, pero de una forma muy limitada”. En sus palabras, no se trata más que de “mentirosos cínicos”.

En el caso de Jean-Claude Romand, el protagonista prefiere asesinar a sus allegados e intentar suicidarse que hacer frente a la realidad.

“El mitómano no soporta la confrontación con sus mentiras. Por eso, prefiere seguir contando mentiras, y nunca echarse atrás.Es un estado de perpetua fuga hacia delante”, explica el experto.

UNAS CAUSAS QUE SIGUEN

SIN ESTAR CLARAS

Para explicar la necesidad constante de inventar una vida diferente, los expertos hablan de una importante falta de amor propio.

“También se suele hacer referencia a traumatismos, especialmente de carácter sexual. Esas personas han recurrido a defenderse mediante el olvido. Asimismo, se ha establecido una asociación con la personalidad múltiple: podría pensarse que el mitómano no miente completamente y que sus diferentes personalidades son las que se van manifestando de forma sucesiva”, señala el psiquiatra.

¿CÓMO RECONOCER

A UN MITÓMANO?

Como ya se ha visto, las mentiras, creadas por personas que pueden ser especialmente brillantes y convincentes, pueden perdurar años. Jean-Claude Romand mentía incluso estando en familia, empezando por su mujer, que era farmacéutica. Pese a todo, la mitomanía puede asociarse a otros comportamientos agresores en el plano social, como el robo. “Cabe la posibilidad de observar ese tipo de comportamientos cuando la mentira se descubre y la persona se encuentra inmersa en una crisis absoluta. No obstante, esas personas insisten en que su historia es verdadera”, afirma el profesor.

PACIENTES DIFÍCILES DE TRATAR

La mitomanía es una enfermedad que requiere la experiencia de un psiquiatra. No se trata con medicamentos y el trabajo analítico también suele verse comprometido.

“Todo el problema de la mitomanía reside en que las personas afectadas no reconocen su enfermedad, y ello comporta grandes dificultades”, explica. “Es muy complicado curar la enfermedad, puesto que la base de la interacción social se basa en no mentir”, explica el experto. Esas historias nada sencillas no dejan de ser extremadamente “fascinantes” para los psiquiatras que siguen explorando la enfermedad.



SÍNTOMAS

Y MANIFESTACIONES

En la mitomanía o adicción a mentir existen unos síntomas o características comunes con otro tipo de adicciones como son:

* Altos niveles de ansiedad cuando se encuentra en situaciones propicias para el acto.

* Pensamientos recurrentes de intrusión que incitan al afectado a mentir.

* Impotencia a resistirse al impulso de falsear la realidad.

* Liberación de la presión con satisfacción al no ser descubierto en sus mentiras.

Entre las manifestaciones de la mitomanía que le son propias y la diferencian de otras adicciones están:

* Tendencia a desdibujar la realidad con grandilocuencias.

* Búsqueda de la aceptación y admiración de sus interlocutores.

* Baja autoestima junto con pocas habilidades sociales.

* Miedo constante a ser descubierto.

Además, la mitomanía puede estar presente en otros problemas mentales, como el trastorno bipolar o el trastorno de esquizofrenia

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