sábado, 24 de enero de 2015

La salud mental en el punto de mira

Hoy por hoy, padecer una enfermedad mental puede ser motivo de exclusión social. Para evitarlo, desde las distintas asociaciones se pide una mayor solidaridad con estos pacientes y que dejen de ser los grandes olvidados de nuestro sistema sanitario.

Dentro del gran abanico de las afecciones psíquicas, el trastorno bipolar se muestra como el que más incidencia tiene en nuestra población, estimándose alrededor de un millón de españoles los que lo padecen. Es una enfermedad difícil de diagnosticar pero, con un tratamiento adecuado, puede hacer llevar una vida normal a quienes la sufren.



DOS ESTADOS DE ÁNIMO

El trastorno bipolar hace que el paciente tienda a divagar entre dos polos opuestos y cambiantes, que le llevan a atravesar por fases de depresión y por otras de manía o euforia. Rosario de Arce, miembro de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (Fepsm) y responsable del programa de Trastorno Bipolar del Hospital Puerta de Hierro, explica que se trata de "una enfermedad crónica, recurrente, con presencia variable de fases según cada paciente y con riesgo de deterioro cognitivo y pérdida neuronal".

El diagnóstico temprano es esencial, así como empezar a medicarse lo antes posible. De Arce detalla que "es una enfermedad controlable y, con el pertinente tratamiento, permite llevar una vida normal sin problemas". Según comenta la especialista, "se necesita de los fármacos para sobrellevar la enfermedad, siendo los más empleados los estabilizadores del ánimo, que se complementarán, si es necesario, con otros medicamentos paliativos, en el caso de que existan otras afecciones como insomnio, depresión o ansiedad". No obstante, la administración de fármacos se vuelve más suave a medida que se va controlando la enfermedad, llegándose a una "etapa de mantenimiento, donde, sin abandonar nunca la medicación, toman relevancia los aspectos psicoterapéuticos y psicoeducativos del paciente", añade la experta.

Lo peor de esta enfermedad, es que puede tardarse mucho en diagnosticar, lo que suele deteriorar significativamente la calidad de vida del paciente, e incluso llevarle a correr riesgos que podrían evitarse. El caso más dramático es el del suicidio, un peligro relativamente alto en estos enfermos. Además, la doctora afirma que " más de la mitad de los afectados abusan del alcohol o de otras drogas, lo que normalmente agrava su estado".



CONVIVIR CON LA ENFERMEDAD

Las afecciones psíquicas, tradicionalmente han sido consideradas un hándicap para el desarrollo de una vida normal. Rocío de Arce considera que la información que se da sobre las distintas enfermedades mentales a la ciudadanía es insuficiente. "Para poner remedio a esto habría que aumentar los canales de información, de forma que se disuelvan los velos de los prejuicios ancestrales de la sociedad en estos asuntos". Es decir, es esencial una mayor y más constante dedicación al tema, que permita comprender a estas personas y ayudarles.

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