jueves, 4 de diciembre de 2014

En alerta frente a los ataques de pánico

“Quieres escaparte, quieres dejar de sentir… pero no sabes por qué o qué hacer”, admite Valeria, quien experimentó ataques de pánico en tres ocasiones. Y es que el miedo a perder el control y el temor intenso son característicos del ataque de pánico.

“El ataque de pánico es el epílogo o la extrema ansiedad que se ha llevado por mucho tiempo sin ser tratada o resuelta por la persona. En algunos casos, puede que una crisis mayor en la vida de la persona desemboque un ataque de pánico. La persona se siente “sin salida” a las angustias y problemas. Y, como todo ser vivo, cuando uno se siente acorralado o amenazado, quiere escapar. Ese es el síntoma principal del ataque de pánico”, explica el Dr. Franz Siles, médico psiquiatra y psicoanalista de la clínica Los Olivos.

Valeria expresa que “no existe peor sensación que esa. No sabes a qué le tienes miedo... pero está ahí y no se va. A pesar de que el episodio dura diez minutos o menos, parecen horas… es eterno”.

El ataque de pánico se caracteriza por la aparición súbita de síntomas como palpitaciones aceleradas, ahogo o dificultad para respirar, sudoración, opresión en el pecho, sensación de atragantarse, mareo, náuseas, hormigueo, escalofríos, sensación de irrealidad, etc.

Sin embargo, más allá del ataque per se, subsiste la continua preocupación de que en cualquier momento se vaya a presentar otro episodio. Este miedo a los ataques hace que la persona evite lugares o situaciones en los que ocurrió o donde cree que podría ocurrir, lo que se conoce como trastorno de pánico.

Preguntas & respuestas

julia Vidal Fernández, psicóloga sanitaria, experta en ansiedad y estrés, y directora del centro de investigación Área Humana Psicología, responde las preguntas más frecuentes de los ataques de pánico a EFE.

PREGUNTA 1: Los ataques de pánico: ¿qué son, porqué y hasta cuándo?

Pilar, abogado 35 años; Mario, economista 42 años; Nerea estudiante 24 años… Muchas personas han sentido alguna vez la sensación de que les iba a dar un infarto, iban a morirse, volverse locas o perder el control. Si tienes un ataque de pánico pueden aparecer sensaciones físicas muy intensas (falta de aire, opresión en el pecho, mareo, etc.) y sentir que has perdido el control de tu vida, que llega el final, sin saber, ni comprender lo que te está pasando.

Un 23 por ciento de la población ha tenido al menos un ataque de pánico en su vida.

Con la sola aparición de un ataque de pánico es suficiente para que aparezca un miedo intenso a volver a tenerlo. Va más allá de la razón, por mucho que te digan que no te va a suceder nada, que este problema lo tienen muchas personas, que es un mal de nuestro tiempo fruto del estrés vital, no podemos dejar de estar aterrados. Es muy incapacitante y puede terminar afectando negativamente a todas las áreas de tu vida: el trabajo, la familia, los amigos, la pareja, y el ocio.

PREGUNTA 2: ¿Por qué sucede esto?

Normalmente sucede en personas que son nerviosas o, como decimos los psicólogos, que tienen alto rasgo de ansiedad, a las que se le unen algunas situaciones complicadas en su vida (problemas con la familia o su pareja, la muerte de un ser querido, estrés laboral, problemas económicos, estar un poco “sin rumbo” en su vida, etc.). También algunas condiciones físicas (no haber dormido o el agotamiento físico prolongado), o el consumo de algunas sustancias (cafeína, tabaco, drogas, etc.) pueden favorecerlo.

En ocasiones también se da ante eventos positivos. A Pilar, le sucedió tras decidir que iba a casarse. Ella realmente estaba muy contenta e ilusionada, pero también estaba activada e inquieta por toda la preparación, y aunque fuese por algo positivo, se desencadenó su primer ataque de pánico

PREGUNTA 3: ¿Cómo pasamos de un ataque de pánico a un trastorno de pánico? ¿cómo desarrollamos agorafobia?

El miedo a que nos vuelva a suceder hace que estemos en modo alerta, pendientes de nuestro cuerpo, de signos o sensaciones físicas parecidas a las que tuvimos con el ataque de pánico, que nos preocupemos por lo que podría suceder en tal caso; sentimos que estamos en peligro constante, la ansiedad se ha apoderado de nosotros, tenemos más crisis o ataques de pánico inesperados… el miedo se ha instalado en nuestra vida y nos afecta cada vez más, se ha convertido en un trastorno de pánico.

Cuando además empezamos a temer y/o evitar las situaciones o lugares dónde nos pasó (estando solos en casa, en el metro, en la calle, etc.) este miedo puede ir generalizándose a otro tipo de situaciones parecidas, y llegar a tener agorafobia (miedo a que te de un ataque de pánico o ansiedad y no tener ayuda).

Si el ataque de pánico nos dio conduciendo, intentaremos coger el autobús, o que sean otros quienes nos lleven (evitaciones), pues ya no nos sentimos seguros, tememos que aparezca de nuevo.

El miedo a la ansiedad (o lo que muchos llaman “el miedo al miedo”) y las conductas de evitación hacen que el problema se mantenga a largo plazo.

Si has tenido un ataque de pánico y sientes miedo a que te vuelva a dar, acude a un psicólogo para prevenir que pase de un simple susto, a un problema que puede afectar tu vida y dañar el bienestar. Es importante saber que sin una adecuada información de lo que está sucediendo o sin el tratamiento psicológico especializado basado en la evidencia científica, el trastorno de pánico suele cronificarse.

PREGUNTA 4: ¿Por qué no se nos quita fácilmente?

Nuestro cerebro, para protegernos, fija un “huella” de las situaciones que hemos interpretado como peligrosas en nuestra vida. Esta “huella” o miedo intenso que nos lleva a protegernos de los peligros, necesita su tiempo para irse borrando, y tenemos que aprender a aceptar y convivir con este miedo durante una temporada hasta que se borre la huella.

Las evitaciones (dejar de conducir, no querer estar solo/as, dejar de ir al cine, etc.) y las “conductas de seguridad”(conducir solo por algunas carreteras, ir al cine pero sentarse cerca de la puerta, etc.) que son comportamientos encaminados a protegernos de los supuestos peligros, son contraproducentes como lo sería rascarse una herida; si se hace, no cicatriza.

PREGUNTA 5: ¿Por qué en ocasiones aunque hayamos estado en tratamiento psicológico continuamos teniendo tanto miedo?

Existen muchas orientaciones psicológicas y con ellas tratamientos psicológicos distintos (psicoanálisis, terapia humanista, terapia gestáltica, etc.). Los tratamientos cognitivo-conductuales son los más eficaces para este tipo de problemas puesto que son validados científicamente, e introducen las técnicas y el método adecuado para afrontar eficazmente estos problemas.

En otros casos, aunque sean tratamientos cognitivo-conductuales, no son profesionales especializados quienes los aplican, ni cuentan con el conocimiento actualizado necesario.

Otras veces, los pacientes no tienen “adherencia a los tratamientos”, es decir, no tienen un papel suficientemente activo en el aprendizaje de las técnicas que se enseñan, y en el seguimiento de las pautas marcadas por los psicólogos, o muchos no son capaces de tolerar ese miedo inicial por el que hay que pasar. Ante esto acaban pensando que no tienen solución y se rinden.

PREGUNTA 6: ¿Por qué a pesar de tomar medicación el problema continúa?

En algunos casos solo con medicación (tratamiento con ansiolíticos o antidepresivos) el problema mejora, pero hay mayor riesgo de cronificación y de recaída cuando se retira la medicación. En algunos casos el tratamiento combinado de terapia psicológica y farmacológica puede ser el más eficaz, pero tienen que ser los profesionales que te atiendan (psiquiatra y psicólogo) quienes decidan cuál es la mejor opción para cada caso. Con una buena actitud, esfuerzo, serenidad y la ayuda adecuada se pueden superar los trastornos de pánico. Nunca conviene desanimarse.



MUJERES MÁS PROPENSAS

Investigaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud indican que las mujeres, a diferencia de los hombres, son más propensas a padecer trastornos mentales, de comportamiento y sociales. Los más comunes son la ansiedad, la depresión, las secuelas de la violencia doméstica y sexual, y el consumo de drogas y alcohol, condiciones que aumentan vertiginosamente. Según el Dr. Ronald Jiménez Franco, Director del Centro de Salud Mental de Santa Cruz, las mujeres somos propensas a padecer problemas mentales “debido a la diversas responsabilidades que asumen en los roles de esposas, madres y trabajadoras, entre otras funciones”. Jiménez precisa que los factores psicosociales no son la única amenaza. “Los factores biológicos, como cambios hormonales durante la pubertad, el embarazo, el puerperio y el climaterio también afectan”. Ante cualquier síntoma consulta a tu médico general y no olvides explicarle todo lo que sientes de manera detallada. Hoy tenemos más herramientas a nuestra disposición, es parte de la cultura en la que vivimos, y podemos hablar de nuestros miedos sin sentirnos juzgadas.

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