jueves, 19 de junio de 2014

No te aferres más al pasado

Usualmente, nadie está preparado para afrontar alguna dificultad emocional que surja en las diferentes etapas de la vida, la niñez, la adolescencia, la adultez o la tercera edad. Para superar cada fase será necesario aprender a cerrar el ciclo en que se encuentre; si se insiste en permanecer en éste corre el riesgo de perder el presente y sus oportunidades.

Femenina conversó con la terapeuta del enfoque Gestalt, Rosmery Gongora, quien tuvo varias experiencias en la formación de grupos de apoyo a adolescentes y jóvenes estudiantes de colegio que necesitan descubrir aquello que les molesta emocionalmente y desean cerrar estos ciclos de su vida que no les permite seguir adelante.

“La palabra Gestalt proviene del término alemán que significa forma o configuración y está compuesto por la figura y el fondo. Por ejemplo las letras de un artículo se constituyen en la figura y los espacios en blanco, en el fondo, aunque esta situación en algún momento puede llegar a invertirse”, aseguró Gongora.

Esta forma de terapia se realiza en forma grupal y se maneja bajo tres parámetros esenciales: darse cuenta del mundo exterior, darse cuenta del mundo interior y darse cuenta de la fantasía o zona intermedia.

1.- EL MUNDO EXTERIOR.- El contacto sensorial con los objetos y eventos que se encuentran fuera de uno en el presente, es todo aquello que se ve, se toca, se degusta o huele.

2.- EL MUNDO INTERIOR.- El contacto sensorial actual con eventos internos con lo que ocurre sobre y debajo de la piel, por ejemplo: sensación de molestia, respiración y latidos del corazón.

3.- LA ZONA INTERMEDIA.- Incluye toda la actividad mental que transcurre más allá del presente: el explicar, imaginar, adivinar, pensar y planificar, recordar el pasado y el anticiparse al futuro, etc. Según este enfoque eso es irreal (fantasía), porque aún no ha sucedido algo acerca de ello.

Este tipo de enfoque es utilizado para el autoconocimiento y reconocimiento de las emociones. Todo parte de conocer qué aspecto de nuestra vida nos está causando molestia, qué ciclo aún no ha sido cerrado y de alguna manera postergamos en semanas, meses e incluso años.

“Por ejemplo: si alguien explota y no sabe de dónde viene esa reacción, primero se parte por conocerse uno mismo y luego se procede a analizar qué emoción causa esa actitud y se descubre qué nombre tiene la misma y se trabaja sobre para cerrar este ciclo”, explicó Gongora.

Rosmery tuvo una interesante experiencia en el área educativa, a través de la materia de Biología. Ella colaboró a un grupo de adolescentes que estaba atravesando por un embarazo no deseado y temía la reacción de sus padres frente a este hecho y las decisiones que éstos tomarían con esa noticia. En ese momento, el apoyo de la terapeuta fue decisivo para que las jóvenes tomen la vida de una manera más madura y vean las posibles soluciones.

“El trabajo realizado fue a partir del consejo grupal, que les ayudó a superar sus heridas y sufrimientos, aumentar su autoestima, gestionar sus emociones de forma saludable, liberarse de condicionamientos y tomar conciencia de cómo vivir su vida en adelante, además de responsabilizarse por ella”, contó la terapeuta.

Góngora afirmó que la reacción normal en una adolescente es pensar en quitarse el problema de encima, sin considerar las consecuencias posteriores. La terapia consiste en aceptarse uno mismo, en vivir el aquí y el ahora, dejar de imaginar para experimentar lo real, abandonar los pensamientos innecesarios a partir de sentir y observar para expresar lo que se siente.

“Para los padres de las estudiantes, ellas han cometido un pecado imperdonable. Lamentablemente estamos educados en la cultura de que no se debe tener equivocaciones y es muy difícil hacerles comprender a los progenitores que precisamente de estos errores el adolescente aprenderá y será una mejor persona al superar esta dificultad”, expresó Góngora.

Las adolescentes embarazadas estaban aceptando su situación actual de la mejor manera, con apoyo de algunas jóvenes que ya habían pasado por un aborto previo y que pudieron compartir esta experiencia con aquellas que habían decidido conservarlos.

“Trabajé por la zona de los Yungas con personas que tenían 12 años y ya se habían practicado en más de una ocasión un aborto. Muchos de estos casos se debían a violaciones. Se trabajó en este episodio de su vida, porque era algo que las perseguía como un mal sueño y que debían dejar atrás para seguir adelante”, aseguró la terapeuta.

EMOCIONAL

La educación para los sentimientos es la manera que cada persona puede identificar lo que siente en un determinado momento. Aunque no se quiera hay cosas que el cuerpo percibe y si se trata de dificultades fuertes, incluso deriva en enfermedad.

“La parte emocional es muy importante en la vida, porque nos muestra los lineamientos sobre los que vamos a actuar y dirigir nuestra conducta. Por ejemplo: es normal escuchar en la televisión “hoy nos levantaremos con el pie derecho para mentalizarnos en tener una jornada positiva”, como una forma de aliento dijo Góngora.

El cerrar un ciclo es como cerrar una herida, hay que saberla curar con el propósito de que ayude a crecer y madurar. Desde luego, nadie busca sufrir, pero surge en algún momento de la vida, entonces hay que aprender a sobrellevar y dejarlo ir una vez que pase su tiempo respectivo.

“Otro grupo con el que trabajé fue de jóvenes de colegio, que si bien tienen un autoestima muy elevada, no saben reconocer muy bien sus emociones y están más acostumbrados a la cultura del Internet. Es necesario ver de dónde viene su rebeldía para trabajar aquello que les molesta y la razón del porqué se dedican demasiado a la bebida”, explicó Góngora.

La terapeuta es maestra de Biología y utiliza este conocimiento para que los alumnos perciban dónde les duele, señalando el cuerpo físico y luego pasen a averiguar qué sentimiento les está afectando en esta área.

No hay comentarios:

Publicar un comentario