lunes, 2 de junio de 2014

El apoyo es vital para un bipolar

Sin saber por qué, su estado de ánimo cambiaba de un momento a otro. Había ratos en que la tristeza la consumía y al poco tiempo desbordaba de júbilo o era presa de una incontrolable ansiedad.

La hora de dormir era todo un martirio. Había noches en las que no conseguía cerrar los ojos.

Desde los 20 años, Rubí (nombre ficticio) fue experimentando ese ritmo de vida sin entender las causas. Tras consultar varios médicos, se le diagnosticó trastorno bipolar, un término que sonaba extraño para ella y para su familia que, rechazando esa valoración, consideraba que solo era algún capricho o una crisis existencial

Pero su situación fue complicándose con los años. Pasó por momentos críticos. Primero cuando tuvieron que internarla en el hospital por haberse intoxicado con pastillas y luego cuando tras ingresar a la universidad se enfrentaba a sus compañeros con discusiones frecuentes mostrándose siempre impulsiva e histérica, según ella misma admite. Ese fue motivo para otra internación.

El trastorno bipolar es una enfermedad que causa cambios extremos de ánimo: desde episodios maníacos con felicidad y energía de sobra, hasta picos de tristeza y depresión severa.
Expertos en sicología y siquiatría, consideran que se debe promover más información así como un mayor apoyo de los familiares y/o allegados a la persona afectada para lograr un mejor control de esta enfermedad.

“Algunos amigos se alejaron de mí y me era difícil encontrar pareja. Nadie me explicaba bien qué tenía. Me decían que era falta de litio y me llenaban de pastillas. Estuve unos dos años sin tratamiento. Finalmente mi madre comprendió la gravedad del problema y me motivó a buscar ayuda especializada. Después de migrar de médico en médico finalmente encontré el tratamiento adecuado”, cuenta esta joven que concluyó sus estudios universitarios y que ahora trabaja en el sector comercial e inmobiliario.

Actualmente Rubí tiene 36 años y ya puede contar más aliviada cómo está sobrellevando el trastorno bipolar. Sigue un tratamiento con medicamentos además de terapia siquiátrica y sicológica. “Me siento mucho mejor. Trabajo y me puedo mantener a mí misma. Ya no soy una persona impulsiva, gritona, depresiva ni exagerada. Paso desapercibida, hay gente que me ve y no se da cuenta de que soy bipolar”, relata al admitir que es consciente de que el tratamiento es de por vida.

¿Cómo apoyar?
Informarse es primordial. En ese sentido, los especialistas aconsejan buscar datos sobre las características del trastorno bipolar y su tratamiento. “Infórmese con detalle, solicite bibliografía. Si considera necesario entrevistarse con el médico tratante, no dude en hacerlo”, señala el documento denominado: Trastorno bipolar: Guía para pacientes, familiares y allegados elaborado por expertos del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Por su parte el médico siquiatra Guillermo Rivera Arroyo aconseja evitar la sobreprotección. Con esa actitud, agrega, se corre el riesgo de hacer sentir a la persona como “la diferente” lo que complica su situación.
Hay que tomar en cuenta que una persona con esta dolencia pasa la mayor parte del tiempo como si no tuviese ninguna enfermedad y, por lo tanto, no hay motivo para limitar su autonomía y responsabilidad cuando se encuentra estable, recuerda la guía de la Fundación Favaloro.

En momentos de crisis
Durante la crisis depresiva de una persona con trastorno bipolar, Rivera aconseja no decir frases como: “anímate”, “no es nada” o “piensa en tus hijos”.

“A veces esas palabras, aunque dichas con la mejor intención, pueden hacer sentir peor a la persona. Deje la sicoterapia para los expertos. Usted puede colaborar promoviendo actividades asequibles, tales como pequeños paseos, juegos de mesa, o colaborando en las tareas del hogar para hacerlas más llevaderas. Tampoco la acuse nunca de vaga o débil ya que es contraproducente e irrespetuoso”, puntualiza Rivera.

Y cuando se enfrenta la etapa de aceleramiento o manía, este siquiatra especializado en la atención de adicciones y problemas en adolescentes, aconseja evitar las discusiones. “Puede intentar (sobre todo si comparten información acerca de la enfermedad) hacerle entender que quizá está enferma y que debería consultar un médico, al menos para salir de dudas. Si admite su enfermedad, bríndese a acompañarle a ver al siquiatra”, explica este profesional.

También se recomienda evitar la crítica. “Muchas veces los familiares y allegados tienden a ser muy críticos con las personas con este trastorno porque consideran que algunos síntomas son ‘a propósito’, o porque no creen que estén haciendo lo suficiente en la recuperación”, reflexionan otros especialistas. Además -añaden-, que se puede ayudar al tratamiento médico informando sobre la conducta de la persona afectada, reconociendo síntomas tempranos de recaída o supervisando la toma de la medicación.

Difícil diagnóstico
Hace cuatro meses, Alberto descubrió que tenía trastorno bipolar. Tuvo síntomas por años pero ni él ni su familia sabían qué era.

A menudo se sentía muy deprimido. En otras ocasiones se sentía muy feliz. Hablaba rápido y pensaba que podía hacer lo que sea. Con esos cambios de humor extremos vivió su infancia y juventud, pero el año pasado empezó a sufrir más altibajos en su ánimo.

El trabajo lo agobiaba. Su esposa y sus amigos querían saber qué le pasaba pero él solo pedía que lo dejen en paz. Unas semanas después, Alberto no pudo levantarse de la cama. Se sentía mal. Su esposa lo llevó al médico, quien lo derivó a un siquiatra. Le confirmaron que se trataba de trastorno bipolar y tuvo que seguir un tratamiento. Ahora toma medicamentos y asiste a sicoterapia grupal. Fue difícil pero ahora ya regresó a su trabajo. Sus cambios de ánimo son más fáciles de manejar y ya disfruta de momentos de diversión con su esposa y amigos.
Algunas personas sufren trastorno bipolar por años sin saberlo. El diagnóstico es difícil debido a que sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades como la depresión o esquizofrenia. Si tiene dudas respecto a la estabilidad emocional de un ser querido, lo mejor es ir con un especialista, aconsejan los expertos.

Rubí cree que nunca hay que perder la esperanza de sentirse mejor y asegura que el cariño y la paciencia de los familiares o amigos son de gran ayuda

Es tema de análisis deun evento en Santa Cruz
Durante una conferencia que se realizará el 26 de junio a las 19:30 en instalaciones de la universidad NUR, se brindará amplia información sobre cómo afrontar el trastorno bipolar. Esa charla está orientada a personas afectadas así como a familiares, allegados o amigos de estas, informó Claudia Salvatierra, jefa de programa del JCI Gran Grigotá, grupo organizador.
“Lo que se quiere es abrir un espacio para hablar del tema. Que no se lo vea como algo malo. Hay mucha desinformación. Con los medicamentos y el tratamiento adecuado las personas bipolares pueden estabilizarse y vivir una vida normal”, explicó.
A su vez, indicó que se proyecta formar una asociación de personas que sufren ese mal para crear grupos de autoayuda que logren mejorar su calidad de vida.
La sicóloga Liliana Zabala aconseja buscar ayuda profesional cuando se observe cambios desconcertantes en los estados de ánimo.
Señala que la terapia para tratar casos de trastorno bipolar puede incluir el uso de medicamentos supervisados por siquiatras además de terapias por parte de sicólogos; en ciertos casos puede requerir internación. Para mejorar las relaciones interpersonales y en especial con la pareja, es importante que la persona afectada mantenga una buena comunicación y cumpla su medicación.

Información para tomar en cuenta

Fundación Favaloro y el siquiatra Guillermo Rivera

¿Qué es?. El trastorno bipolar, en el pasado llamado enfermedad maníaco-depresiva, es una enfermedad siquiátrica que se caracteriza por oscilaciones anormalmente intensas del estado de ánimo. Los afectados experimentan los mismos cambios de humor de cualquier persona (alegría, tristeza o ira) pero en ocasiones, estas se acentúan de forma extrema que puede llegar a requerir asistencia siquiátrica.

Causas. Pueden ser genéticas. Otra causa puede ser una estructura anormal de las funciones del cerebro. Suele empezar en los últimos años de la adolescencia pero niños y adultos también pueden sufrirlo.

Reacciones. Las personas afectadas presentan estado de ánimo eufórico (episodio maníaco), de profundo decaimiento (depresivo) o de ambos (mixto). También puede registrar estados de ánimo normal (período de eutimia) cuando los síntomas desaparecen aunque no significa que se hayan curado.

Terapia. Esta es una condición que acompañará, de algún modo , al que la sufre toda su vida, pero eso no significa que no se pueda tratar. Con las medicaciones adecuadas es posible lograr que la persona esté estable, consiguiendo mantener la enfermedad ‘dormida’. Así la persona vive una vida normal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario