viernes, 2 de agosto de 2013

EL SECRETO PARA CONSEGUIR HACER LAS COSAS - II

El secreto para conseguir hacer las cosas consiste en actuar. 
El mecanismo efe autoarranque es el factor de automotivación ¡HAZLO AHORA! Mientras viva, nunca se diga: «¡HAZLO AHORA!» a menos que emprenda a continuación una acción deseable. Siempre que la acción sea deseable y el símbolo de ¡HAZLO AHORA! surja de su subconciente y aparezca en su conciencia, actúe inmediatamente.
Adquiera la costumbre de responder al mecanismo de autoarranque del i HAZLO AHORA! en las más pequeñas cosas. Muy pronto adquirirá el hábito de una acción refleja tan poderosa que, en momentos de emergencia o cuando se le presente la oportunidad, usted actuará. Supongamos que hay una llamada telefónica que tendría que hacer, pero que usted muestra tendencia a aplazar. Cuando el mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA! surja de su subconciente y aparezca en su conciencia, actúe. Haga aquella llamada telefónica inmediatamente. O supongamos, por ejemplo, que pone usted el despertador para las seis de la mañana. Pero, cuando suena el despertador, usted se encuentra adormilado, se incorpora, para el aparato y sigue durmiendo. Usted tenderá a adquirir la costumbre de hacer lo mismo en el futuro. Pero si su subconsciente envía a su conciencia el mensaje del HAZLO AHORA!, Ocurra lo que ocurra, CÁGALO AHORA! ¡Levántese! ¿Por qué? Porque usted quiere adquirir el hábito de responder al mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA! En el capítulo 13 sabrá cómo uno de los autores del presente libro adquirió una empresa de un millón seiscientos mil dólares de capital líquido neto con el propio dinero del vendedor. Ello fue posible porque, en el momento oportuno, el comprador reaccionó al mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA! H. G.
Wells aprendió el secreto para conseguir hacer las cosas. Y H. G. Wells fue un autor muy prolífico porque lo hizo. Jamás permitió que se le escapara una buena idea. Cuando se le Ocurría alguna, la anotaba inmediatamente. Ello sucedía a veces en mitad de la noche. NO importaba. Wells encendía la luz, tomaba el papel y el lápiz que siempre tenía en la mesilla de noche y efectuaba una lápida anotación. Y después volvía a dormirse.
Unas ideas que tal vez hubieran caído en el olvido eran recordadas por medio de la lectura de los destellos de inspiración anotados en cuanto se habían producido. Esta costumbre de Wells le resultaba tan fácil y natural como lo es para usted el hecho de sonreír cuando se le Ocurre una feliz idea. Muchas personas tienen la costumbre de aplazar las cosas. Como consecuencia de ello, es posible que pierdan un tren, lleguen tarde al trabajo O, lo que es mucho más importante, pierdan una oportunidad que podría cambiar todo el curso de sus vidas para bien. La historia nos muestra las batallas que se perdieron porque alguien pospuso el iniciar una acción deseable. Los nuevos alumnos de nuestro curso AMP, «La ciencia

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