Tal vez una de sus más insólitas y elogiosas actividades fue la de proporcionar trabajo a más de qui-
nientos hombres y mujeres salidos de las prisiones. Éstos siguieron rehabilitándose bajo su atenta y com-
prensiva guía e inspiración. Jamás olvidó que él también había sido un recluso. Llevaba un brazal con una
etiqueta en la que figuraba su viejo número de recluso como símbolo.
Charlie Ward había sido condenado a una pena de prisión, i
Fue estupendo! ¿Por qué? Quién sabe lo
que hubiera podido ser de Charlie Ward de haber seguido por el camino que había emprendido. En
cambio, en la cárcel se enfrentó con el reto del cambio. Y allí aprendió a utilizar la AMP para resolver sus
problemas personales. Hizo que su mundo fuera un mundo mejor en el que poder vivir. Se convirtió en un
hombre mejor y más maduro. Nadie sabrá jamás exactamente el número de necesitados que han rezado
pidiendo bendiciones para Charlie Ward en respuesta a sus más íntimos pensamientos.
«Estuve desnudo y me vestísteis; estuve enfermo y me visitasteis. Estuve en la cárcel y vinisteis a
verme»
Afortunadamente, no todo el mundo se enfrenta con problemas tan graves como los que Charlie Ward
tuvo que afrontar y resolver. Sin embargo, su historia encierra una lección, aparte de haber cambiado su
actitud de negativa a positiva. Como usted recordará, el propio Charlie dijo: «Mi mayor error fueron las
malas compañías». Las actitudes negativas son, a menudo, contagiosas, y las malas costumbres también.
Examine sus compañías y procure que éstas sean lo más recomendables posible. Uno de los mayores
servicios que puede prestar a los niños es inducirles a que seleccionen a amigos y compañeros
adecuados.
Recuerde:
El vicio es un monstruo de tan horrible semblante, que basta con verlo para que lo aborrezcamos. Pero,
viéndolo a menudo y familiarizándonos con su rostro, primero lo toleramos, después lo compadecemos y
finalmente lo abrazamos. Otra fuerza contra la que el ser humano tiene que combatir y que, si no se
afronta con una AMP, puede provocar la destrucción física, moral y mental es el poder de la sexualidad.
¡La sexualidad es el factor que plantea el mayor desafío de cambio! Todo ser humano tiene capacidad
para decidir si utilizará la tremenda íierza de la sexualidad para el bien o para el mal. Cada ser humano
tiene que luchar con los problemas que surgirán en su vida a causa de la sexualidad.
Puede usted cambiar la sexualidad en virtud o en vicio. Uno de los dones más grandes de Dios a la
humanidad es el poder de procrear un ser humano.
La sexualidad es el medio de la procreación. ¡Es un poder! Y, como todo poder, puede utilizarse para bien
o para mal.
La sexualidad es una función física del cuerpo controlada por el subconciente y por la conciencia. Los
órganos físicos de la sexualidad, obra de Dios, son buenos como toda su creación. La pequeña diferencia -que
constituye una gran diferencia- entre el hecho de que el poder de la sexualidad sea un vicio o una virtud es la
actitud mental.
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