miércoles, 10 de julio de 2013

¿TIENE USTED UN PROBLEMA? ¡ESTUPENDO! - III

Cambió el sentido de su agresiva personalidad. Perdonó a los agentes federales causantes de su situación. Dejó de odiar al juez que le había sentenciado. Echó una mirada objetiva al Charlie Ward del pasado. Y decidió evitar en el futuro el menor asomo de mal. Intentó por todos los medios que su permanencia en la prisión resultara lo más agradable posible. En primer lugar, se hizo unas cuantas preguntas. Y por primera vez en su vida de adulto halló la respuesta en los libros y, sobre todo, en la Biblia. En su celda de la prisión empezó a leer la Biblia. La leyó y volvió a leerla. A partir de entonces, y hasta la fecha de su muerte, acaecida a los setenta y cuatro años, siguió leyéndola todos los días, buscando en ella inspiración, guía y ayuda. Gracias a este cambio que se había producido en su actitud y, por consiguiente, en su comportamiento, empezó a llamar favorablemente la atención de los funcionarios de la penitenciaría. Y un día, un recluso que trabajaba en las oficinas le dijo que otro recluso que trabajaba en la central eléctrica iba a ser liberado dentro de tres meses. Charlie Ward apenas sabía nada de electricidad, pero en la biblioteca de la prisión había libros sobre electricidad. Y estudió, aprendiendo todo lo que aquellos libros podían enseñarle. Al término de los tres meses, Charlie ya estaba preparado y solicitó el puesto. Algo en sus modales y en su tono de voz impresionó al director adjunto. Este algo era la seriedad y la sinceridad de la Actitud Mental Positiva de Charlie Ward. ¡Obtuvo el puesto!
Gracias a sus continuos estudios y a su trabajo con una AMP, Charlie Ward se convirtió en superintendente de la central eléctrica de la prisión con cien to cincuenta hombres bajo sus órdenes. A cada uno de ellos trataba de alentarlo con el fin de que sacara el mejor partido de su situación. Cuando Herbert Hughes Bigelow, director de la Brown & Bigelow de St. Paul, Minnesota, ingresó en Leavenworth por un delito de evasión de impuestos, Charlie Ward hizo también amistad con él. Es más, se tomó toda clase de molestias para animar a Bigelow a adaptarse al ambiente. El señor Bigelow tuvo en tanta estima la amistad y la ayuda de Charlie que, cuando estaba a punto de finalizar su período de condena en la prisión, le dijo: «Has sido muy bueno conmigo. Cuando salgas, ven a St. Paul. Tendremos un empleo para ti». Cinco semanas más tarde, Charlie salió de la prisión y se dirigió a St. Paul. Cumpliendo lo prometido, el señor Bigelow le dio a Charlie un empleo de obrero con un salario de 25 dólares semanales. Gracias a su AMP, Charlie ascendió a capataz en dos meses. Al cabo de un año fue nombrado superintendente. Al final se convirtió en vicepresidente y director general. Y, a la muerte del señor Bigelow, Charlie fue nombrado pre- sidente de la Brown & Bigelow y siguió ocupando este cargo hasta su muerte acaecida muchos años más tarde. Bajo la dirección de Charlie, las ventas aumentaron de menos de tres millones de dólares a más de cincuenta millones anuales. Brown & Bigelow se convirtió en la empresa más importante del sector. Gracias a su Actitud Mental Positiva y a su deseo de ayudar a los menos afortunados, Ward alcanzó por su parte la paz de espíritu, la felicidad, el amor y las mejores cosas de la vida. Por decreto presidencial, recuperó sus derechos de ciudadano en reconocimiento a su vida ejemplar. Quienes le conocían le apre- ciaban sobremanera y se sentían inspirados a ayudar también a los demás.

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