miércoles, 12 de junio de 2013

Estrés, estrés y estrés... malo, como sea

Matar los malos ratos y el estrés yendo de compras no está mal, siempre que no compremos como locas y luego tengamos otro motivo de estrés, como las deudas.
La sicóloga Dolly Medina opina que, efectivamente, ir de compras está bien, es decir ¡funciona!, pero no por el hecho de ‘comprar’, sino porque mirar, escoger y deslumbrarse con cosas bonitas hace que la mente olvide y descanse del motivo que nos estresa. Estamos ocupando nuestros pensamientos en comprar, es una nueva actividad mental y, entonces, nos estamos protegiendo de los recuerdos y los sentimientos que nos hacen sentir mal. En el mundo femenino, ir de shoppin es una de las terapias más utilizadas.
Así como funciona ir de compras, otras actividades gratificantes ¡también funcionan! El experto en sicología organizacional Juan Domingo Fabbri dice que, ante el estrés, debemos buscar gratificaciones y podemos encontrarlas, por ejemplo, recreando experiencias agradables de nuestra niñez. Si cuando éramos chicos vivimos buenos momentos escuchando la música de esa época con nuestros padres, seguramente volver a escuchar esas canciones nos hará sentir mejor. Lo mismo una comida, un paseo o una actividad en especial, como el deporte.

Cumplir todos nuestros roles de mujer moderna nos fatiga
Dolly Medina apunta que los motivos de mayor estrés para la mujer son, en primer lugar, la multiplicidad de roles y peor cuando tratamos de ser perfectas en todo. Cumplir con todo el mundo revienta a cualquiera. En segunda posición está la obesidad y aquí conectamos otra de las cosas que más hacemos las mujeres cuando estamos estresadas: comer. Nos preocupa tanto la obesidad y la presión social por vernos flacas que optamos por el placer inmediato que nos provoca la saciedad. Nos damos atracones de carbohidratos y azúcares, nos entregamos al placer de comer. Pero es un espejismo, como un círculo vicioso; al momento nos sentimos más tristes, con más hambre que antes y volvemos a comer. Cuando ingerir alimentos es como una terapia para nuestras angustias, lo único que puede ocurrir es que cada vez comamos más cantidad, más rápido y más seguido. No es difícil anticipar el resultado de esa suma. Y, obviamente, nos sentiremos peor.
La tercera situación estresante son los problemas familiares, dice la sicóloga Medina. Nos preocupan más, incluso, que los problemas del corazón como la soledad, una separación o los problemas de pareja. Ocurre, dice la experta, que los problemas relacionados con el amor se superan con mayor rapidez. Deducimos que, generalmente, anteponemos los problemas de todos a los de orden personal.

Entregarse sin medida al trabajo en la oficina es otro problema
“El estrés laboral es tremendo”, dice el sicólogo Juan Domingo Fabbri. Ocurre entre las mujeres muy competitivas, entre los 20 y 40 años, que piensan que lo mejor para curase del estrés por tener mucho trabajo es ¡trabajar más! Pueden verse y hasta desempeñarse bien en la oficina, pero en la casa es otra cosa. Tienen problemas familiares y de salud. Comienzan a padecer enfermedades sicosomáticas, dolores de espalda, de cabeza, anorexia o bulimia y dolencias gastrointestinales. Fabbri dice a las ‘trabajólicas’ que están en la vía equivocada. Más de lo que causa el daño, solo hace más daño.

El deporte es lo mejor
El estrés es energía que hay que liberar. Ante una situación de estrés agudo, el cuerpo desata una cadena de reacciones químicas que permiten reaccionar y ‘salvar el pellejo’ y los signos vitales se activan más que de costumbre. El corazón palpita más rápido, nuestras pulsaciones se aceleran y nuestra respiración se hace más agitada. Es casi igual que el miedo. Entonces con el ejercicio nuestro organismo produce serotonina, también llamada ‘hormona de la felicidad’’. La serotonina regula el estado de ánimo, el sueño y otras actividades corportales. Un dato curioso, según la página de Internet soysaludable.net, es que los hombres producen un 50% más de serotonina que las mujeres, nosotras somos más sensibles a los cambios en los niveles de serotonina. Los niveles de esta hormona bajan con el calor, el estrés, las dietas y la edad. Con la actividad física también liberamos otras hormonas como la adrenalina y endorfina, cuyo efecto tambiés es positivo para el ánimo. Su producción se estimula con deportes, sexo y risas, entre otras cosas gratificantes. Al aire libre, en casa o en un gimnasio, poner a trabajar el cuerpo es, coinciden nuestros expertos, la mejor terapia antiestrés.

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