sábado, 6 de abril de 2013

La realización del Sí mismo - III

Cuarto, en la duda, optad por ser sinceros. Estoy a resguardo con la frase “en la duda”, así que no necesito debatir cuestiones de diplomacia. A menudo, cuando dudamos no somos sinceros. Los clientes casi nunca lo son. Juegan y adoptan poses. No aceptan con facilidad la sugerencia de ser sinceros. Mirar dentro de uno mismo en busca de respuestas implica asumir responsabilidad. Esto es en sí mismo un paso hacia la autorrealización. (...) Este es uno de los grandes pasos. Cada vez que uno se responsabiliza hay una realización del sí mismo. 

Quinto, hasta ahora hemos hablado de vivenciar sin timidez, de elegir la opción del crecimiento y no la del temor, de escuchar las voces del impulso, de ser sinceros y de responsabilizarnos. Todos esos son los pasos hacia la autorrealización, y todos garantizan mejores opciones de vida. Quien haga cada una de estas pequeñas cosas cada vez que llega el punto de decisión, descubrirá que configuran mejores opciones acerca de lo que está constitucionalmente bien para él. Sabrá cual es su destino, quién será su cónyuge, cuál será su misión en la vida. No se puede escoger sabiamente para toda una vida a menos que uno se atreva a escucharse a sí mismo, a su propio sí mismo (self), a cada instante de la vida, y a decir con alma: “No, esto y aquello no me gustan”. (...) Expresar algo sinceramente implica atreverse a ser diferente, impopular, inconformista. 

Sexto, la autorrealización no es únicamente un estado final, sino también un proceso de actualización de las propias potencialidades, en cualquier momento, en cualquier grado. Es, por ejemplo, cuestión de hacernos más despiertos mediante el estudio, si somos inteligentes. No significa, necesariamente, hacer algo fuera de lo común (...). Supone hacer bien aquello que uno quiere hacer. Convertirse en un médico de segunda no es un buen camino hacia la autorrealización. Hay que ser de primera, o tan bueno como uno pueda ser. 


Séptimo, las experiencias cumbre son momentos transitorios de autorrealización. Se trata de momentos de éxtasis que no pueden compararse, garantizarse, ni siquiera buscarse. Debemos dejar, como escribió C. S. Lewis, “que el gozo nos sorprenda”. Pero podemos establecer las condiciones para que las experiencias cumbre sean más probables, o podemos establecer perversamente las condiciones para que sean menos probables (...). 

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