viernes, 15 de febrero de 2013

No escucho, no veo, no hablo

Quién no recuerda el dicho: “No escucho, no veo, no hablo”, basado en la leyenda china de los tres monos sabios o monos místicos. Estos monitos mágicos que hoy en día se encuentran escultural y simbólicamente colocados en el santuario de Tsohogu, en Japón, interpretan la virtud de la discreción, según la leyenda. Kikazaru, el que no oye; Iwazaru, el que no habla, y Mizaru, el que no ve, me inspiran para ofrecerles algunas consideraciones de etiqueta y civilidad al momento de criticar, analizar o juzgar a alguien en forma verbal o escrita.

LA CRÍTICA. Una crítica o acto de analizar o juzgar a otra persona, queda mejor cuando sabes que lograrás un cambio. Para ello, antes de emitir una opinión, debes tener pleno conocimiento de lo que vayas a decir. Piensa también si te afecta y si te pidieron tu opinión. Una crítica bien formulada ayuda al crecimiento y es importantísima, pero si está elaborada con comentarios muy personales, puede resultar hasta ofensiva.

SÉ CORTÉS. Sé lo más cortés que puedas; recuerda el dicho ‘se cazan más moscas con miel que con vinagre’.

SÉ CONCRETO. Emite tu crítica sin dudar ni añadir nada más de lo que la otra persona necesita saber. Tampoco es recomendable pedir disculpas antes de emitir cualquier opinión con frases como: “Perdona, no te ofendas, pero…” o “Me da pena decirte esto, pero…”. Haz tu análisis y crítica con firmeza y seguridad, directo al grano.

SÉ COMPASIVO. Piensa cómo tomaría la otra persona tu crítica, no te apasiones demasiado.

SÉ EDUCADO. No es tu deber juzgar a otros pensando que lo que tú crees es lo correcto. Recuerda que tú sólo eres responsable por ti mismo, no por los demás.

SÉ JUSTO. No critiques por ganar la admiración de otros; sé neutral.

FINALMENTE, SÉ HONESTO. La más importante de las reglas es la de ser honesto. Todos podemos emitir una opinión; pero que sea lo más sincera posible.

Si por el contrario eres tú el que recibe una crítica, acéptala dignamente con frases como: “Gracias, es un buen consejo”, “Estoy de acuerdo”, “Me alegro que lo menciones”, etc.

Más allá de la leyenda, las críticas -constructivas o no- se aplican a todos nosotros y no todos las ofrecemos o las recibimos como deben ser, de forma amistosa. ¿No creen que a veces quedamos mejor con la filosofía de: VER, OIR y CALLAR?

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