viernes, 22 de febrero de 2013

Ámate

Dicen que no podemos querer a otros si no nos queremos a nosotras mismas, es cierto; también dicen que a veces somos los jueces más duros de nuestros errores o defectos, ¡también es cierto!

Por estereotipos sociales, inseguridades, prejuicios… la autoestima de muchas mujeres está por los suelos. Si te consideras fea, te la pasas comparándote con las demás, le das mucha importancia a la percepción que otros tienen de ti o crees que tus imperfecciones son las más grandes… ¡necesitas trabajar en tu amor propio!

La autoestima es la manera que cada una tiene de verse a sí misma; depende de la imagen que tenemos de nuestro cuerpo, mente, y cómo nos valoramos. Tiene que ver con la forma que tenemos las personas de sentirnos aceptadas y queridas por otros.

Sentirte bien contigo misma, valiosa, orgullosa de tus capacidades, habilidades y logros significa tener una buena autoestima, esencial para una vida saludable.

El problema femenino

¿Por qué las mujeres nos aferramos a las más pequeñas críticas mientras que los halagos se evaporan rápidamente? La mayoría de las mujeres tenemos un problema cuando llega el momento de aceptarnos; nos obsesionamos con las más mínimas, y a menudo imaginarias “imperfecciones” en nuestros rasgos físicos y de personalidad, lo que afecta nuestra autoestima. “Las cosas malas son más fáciles de creer”, dijo una insegura Julia Roberts a Richard Gere en el filme “Pretty Woman”. Y para muchas mujeres ésta es la regla: no nos valoramos lo suficiente y nos aferramos a los pensamientos más auto críticos que se nos pueden ocurrir. La pregunta es, ¿por qué? “Resulta que hay un área en el cerebro que se dedica al pensamiento negativo”, explica Louann Brizendine, MD, investigadora, neuro-psiquiatra y autora de The Female Brain.

“Es un área prejuiciosa que nos dice: “estoy muy gorda” o “muy vieja”. Es un indicador de toda interacción social que tenemos y que se pone en alerta roja cuando la retroalimentación que recibimos de otras personas no es positiva”, asegura Brizendine.

Esta parte del cerebro, que vive quejándose de todo, es más grande en mujeres y tiene mayor influencia en nosotras; al igual que el circuito cerebral que tiene la habilidad de observar las emociones de otros. “La razón por la que las mujeres tienen mayor sensibilidad emocional, es porque hemos sido creadas para responder a las necesidades de un infante no verbal”, explica.

Y a todo esto, incluimos el factor hormonal: los flujos hormonales en el cerebro femenino (una “ola creciente de estrógeno y progesterona”) nos hacen mucho más sensibles a las emociones, como a la desaprobación o al rechazo.

Asimismo, la forma en la que interpretamos la retroalimentación de otros depende del ciclo menstrual. “Algunos días la retroalimentación puede reforzar la confianza que tienes en ti misma, mientras que otros días la destroza. 90 por ciento de las mujeres siente algún tipo de incremento en la intensidad de sus emociones de dos a cuatro días antes de su periodo”, asegura la experta en su libro.

Esencial adolescencia

“Uno de los retos y tareas de la adolescencia es averiguar “quién eres”, dice Jessica Henderson Daniel, PhD, profesora de psicología en el Harvard Medical School. “Pertenecer y encontrar tu nicho, está formado por lo que las otras personas ven y la mayoría de las chicas no se ven como ellas piensan que deberían verse”, explica la psicóloga e investigadora, lo que afecta de manera directa nuestra autoestima.

Y es que la mitad de nuestra personalidad está formada por experiencias de la vida: adquirimos una idea sobre nosotras mismas, y esa “idea” tiene un impacto en tu circuito cerebral y forma parte de cómo te ves o piensas de ti misma.

“Nuestros cerebros aman categorizar y etiquetar—“la linda”, “la independiente” o “la inteligente”, y crecemos acostumbradas a esa etiqueta que nos dan y a menudo nos creamos esa identidad porque se siente familiar. Pueden ser estereotipos buenos, así como también cargas emocionales”, dice Brizendine.

Un estudio de la Universidad de Texas demostró cuan fácilmente la imagen corporal de una chica es saboteada. En la investigación, se llenó un cuarto de chicas adolescentes y se puso a una mujer atractiva y delgada que se quejaba sobre lo gorda que estaba (lo que implicaba que cualquier chica un poco más rellenita que la mujer se sentiría obesa, sin serlo). Hubo un impacto inmediato en la imagen corporal de las chicas, a pesar que el encuentro fue breve y la mujer era una extraña. “Hasta el 50 por ciento de las chicas adolescentes se preocupan sobre su cuerpo e imagen”, afirma Eric Stice, PhD, investigador y líder del estudio.

Asimismo, hasta 70 por ciento de las chicas dijeron que tomarían una pastilla para perder peso; mientras que en el caso de los hombres, sólo el 15 por ciento lo haría.

En otro estudio, se confirmó la idea de que la retro alimentación y las experiencias malas son mucho más poderosas que las buenas: nos acordamos de las experiencias feas más que de las lindas. Si otros niños te llamaron “gordita” o “cuatro ojos” y no te elegían para jugar Volley en su equipo, nos acordaremos de eso toda la vida, y no de lo bien que se sintió ganar ese partido. Todas estas experiencias afectan nuestra autoestima a futuro.

Cambia tu mente

¿Cómo darnos cuenta y cambiar nuestros pensamientos negativos? Encontrando experiencias que nos sacudan de nuestro patrón o encontrando algo que nos inspire. Y es que el cerebro es moldeable, de acuerdo al neuro-científico, Michael M. Merzenich, PhD.

“El cerebro no es como una computadora con cableado y conexiones fijas. Cada aspecto de nosotros es creado por el cerebro que se modifica a sí mismo en respuesta a nuestras interacciones con el mundo. Cómo te defines a ti misma es un producto de los cambios en el cerebro; incluyendo tu actitud y construcción emocional. Lo que eres es un resultado de cómo tu cerebro ha tratado de crear un modelo del mundo”, dice.

Pero para transformar el pensamiento negativo se necesita tiempo. “Varios momentos nos llevan a tener una actitud mala, como cada vez que te viste en una posición inferior. Eso está profundamente arraigado, y toma mucho tiempo y esfuerzo guiar a nuestro cerebro en una nueva dirección”, dice.

Pero todas podemos hacer cambios profundos y fundamentales en cómo nuestra mente opera; no es tan diferente a hacer Pilates o Spinning para cambiar nuestra forma física, solo que en este caso, se trata de mejorar nuestra actitud y perspectiva.

Creer en lo bueno comienza con estar consciente de ello y cuando esa chica negativa y prejuiciosa que vive dentro de todas nosotras se aparezca (y sabemos que es difícil callarla), date un buen piropo. No olvides que la relación contigo es la relación más importante que tienes. Y recuerda que todas somos imperfectas, permanente e inevitablemente… pero eso es lo que nos hace únicas y bellas, y más importante, nos hace a nosotras.

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