martes, 8 de enero de 2013

Técnicas de olvido


Hemos estudiado anteriormente el flagelo de las ob­sesiones. En el camino de la vida uno se encuentra con gentes que sufren de complejos de culpabilidad, re­cuerdos obsesivos, fijaciones de toda clase, temibles fuentes de tristeza y angustia. Uno les aconseja que procuren retirar de sus mentes tales obsesiones, y siempre responden con las mismas palabras: “No pue­do”. ¿Cabe mayor desgracia?
    Esta liberación no la van a conseguir así sin más, como si tal cosa. Deberán ejercitarse pacientemente en prácticas que les ayuden a obtener el ansiado dominio sobre su mente y el consiguiente descanso. Para esta finalidad, les presentamos aquí unas cuantas técnicas.

1.   Piensa en un disgusto de tu vida. Imagina que pasas por un prado verde. A una cierta altura sacas desde dentro de ti el disgusto y lo entierras bajo un metro de tierra. Y allá queda para siempre.

2.   Piensa en otro disgusto que te obsesiona. Imagi­na que llegas a la orilla del mar. Allí está esperándote un angel con una barca. Extrae de tus entrañas ese dis­gusto y deposítalo en la barca. El ángel parte con esa carga mar adentro, mientras tú te quedas en la orilla. El ángel sigue alejándose con su barca hasta alta mar; allí el ángel ata una piedra pesada a tu disgusto y lo lanza a lo profundo del mar. Allí quedó tu disgusto, sepultado en lo profundo, para siempre.

3.   Piensa en otro recuerdo desagradable. Encende­mos una gran hoguera en el patio y echamos ese recuerdo, como un negro carbón, al fuego. A los pocos minutos, el fuego ha transformado tu recuerdo en una oscura humareda que asciende al cielo, hasta que se evapora en las alturas. Minutos más tarde, el humo se ha desvanecido por completo. El cielo está azul.

4.   Concentrado, y con los ojos cerrados, imagina que desde tu garganta baja el número 1 hasta el estómago, en cuyo extremo derecho se clava. Después baja el número 2, y se clava junto al 1. Luego el 3, el 4 y el 5. Tú te colocas en el centro. Después baja el núme­ro 6, que se clava a tu izquierda. Luego los demás nú­meros, hasta el 10 inclusive, que quedan clavados hasta el extremo izquierdo. Ahora, tranquilamente, retiras, uno por uno, los cinco números impares, comenzando por la izquierda. Después, los números pares. Al final, también tú desapareces.

5.   Colócate ante cuatro o cinco objetos. Nómbralos en alta voz. Cierra ahora los ojos y, comenzando por el último objeto, retíralos mentalmente uno por uno, arrojándolos a tus espaldas. Delante de ti no quedó nada. Colócalos de nuevo mentalmente. Y de nuevo hazlos desaparecer.

6.   Imagina a tres amigos en una pantalla. Retira primero a uno, luego a otro y, finalmente, al tercero. Colócalos de nuevo en la pantalla. Retíralos de nuevo. Esta operación la puedes repetir varias veces.

7.   Esa historia dolorosa cuélgala en la parte trasera del furgón del tren. Parte el tren. En la medida en que se aleja el tren, la historia dolorosa es cada vez más pequeña. Un poco después, diminuta, casi impercepti­ble, hasta que ya no se ve nada de ella, aun que sí el perfil del tren, que, finalmente, también desaparece.

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