miércoles, 5 de septiembre de 2012

Primero tu pareja

Un día acudí a una clase con mi novia. Nos pidieron, a Norma y a mí, que nos sentáramos juntos. La instructora dijo: “Supongamos que se acaban de casar. Ellos han construido su hogar, establecido sus reglas y son muy felices. Con el tiempo viene el primer hijo”.
Luego llamó a uno de los jóvenes y le pidió que se sentara entre nosotros: Norma y Juan le dan la bienvenida a su hogar’
Viene entonces el segundo hijo. Pidió a otro joven que se sentara al lado de su hermano, entre nosotros.
La familia va creciendo. Norma y Juan son buenos padres y dedican su vida a ellos.
En la dinámica tuvimos tres o cuatro hijos más. En cada ocasión pidió a alguien que se sentara en medio de nosotros. El tiempo pasa -continuó la instructora- y llega el día en que los hijos hacen su propia vida.
Primero, Julio se casa y forma su propio hogar. Nuestro primer hijo, se levantó y ocupó su nuevo lugar y así sucesivamente. Cuando todos terminaron de irse, la instructora hizo una pausa y dijo: “Ahora miren la distancia que existe entre ellos”.
Sí, había entre nosotros una distancia de cinco sillas vacías. ¿Qué pudo haber causado ese hueco enorme?
Juan y Norma cometieron un error. Permitieron que sus hijos se interpongan entre ellos y ahora, que están solos, tendrán que empezar a conocerse de nuevo.
Si los padres no salen juntos, no se siguen cortejando, cuando los hijos parten de casa, se encontrarán incomunicados.
(Octavio Rivas, doctor en sicología)

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