miércoles, 15 de agosto de 2012

La belleza interior

En poesías y canciones se suele exaltar la belleza femenina, con todos los méritos y fundamentaciones que puede brindar la naturaleza.

Al expresar este criterio me viene a la memoria el caso de un debate, aquí en Santa Cruz, sobre la belleza de la mujer, donde asistió como invitado a emitir su opinión un conocido comunicador social. Cuando le correspondió dijo, y causó mala impresión entre los asistentes, de que si la mayor hermosura estaba dentro del cuerpo, entonces habría que volverlas al revés a todas las féminas.

¡Qué estupidez!

Una colega periodista me contó que una empresa encuestadora le formuló estas preguntas: ¿Suele usted preocuparse por su belleza exterior, por cómo la ven los demás, por la imagen que refleja el espejo cuando se mira en él?

Creo que la pregunta de esa encuesta tiene, en este mundo cargado de vanidad, un valor para adoptar modelos de conducta ante la gente, y al mismo tiempo nos permite introducirnos en la reflexión sobre la importancia de la belleza del mundo interior.

Esa belleza, o sea la interior, la que está ligada a la paz del corazón, a la comprensión, tolerancia, buen diálogo y perdón hacia los errores externos, posee valores eternos, por su íntimo vínculo con la espiritualidad.

Y eso, afirmó un predicador, permite que atraigas a tu vida a seres afines a tu personalidad, que darán lugar a un enriquecimiento interior mutuo.

¿Qué opinan ustedes al respecto? Siempre habrá cabida en esta revista para sus puntos de vista.

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