viernes, 31 de agosto de 2012

El lenguaje académico y el lenguaje del corazón

Sucede con mucha frecuencia que cuando contemplamos la realidad de nuestra vida que vemos, que oímos y que sentimos percibimos unos efectos resultantes: La totalidad de lo que hemos pensado, la totalidad de lo que hemos aprendido, la totalidad de nuestros problemas que pudimos resolver; la totalidad de los problemas que están en proceso de solución; la totalidad de nuestras experiencias positivas y negativas y su resultante: La clase de persona que somos hoy en día.

Solo admitiendo la realidad resultante de nuestra vida podemos tener un punto de partida para ver las cosas buenas y las cosas malas de esa realidad y de esa manera podemos iniciar un proceso de análisis para decidir si queremos seguir viviendo de esa manera o si queremos hacer un plan para resolver y solucionar todos los problemas que nos limitan, que nos molestan y que no nos dejan vivir en paz.

Sucede que nuestra mente subconsciente es la mente maestra que ejecuta los programas que tiene instalados en su interior y que su lenguaje, -el lenguaje del corazón- tiene que ver con palabras, con imágenes mentales y con sensaciones que en muchas ocasiones resulta difícil describir con las palabras pues no estamos adiestrados en la descripción de ese tipo de información que envía nuestra mente subconsciente.

El lenguaje académico tiene una enorme utilidad y sus reglas sirven para darle un buen uso a dicho lenguaje; sin embargo, a la hora de la verdad del corazón, el corazón, -nuestra mente subconsciente-, tiene sus propias reglas y aunque sus reglas no coincidan con las reglas del lenguaje académico, éstas, las reglas del corazón son determinantes.

Las palabras son códigos que contienen significados y en muchas ocasiones tienen significados profundos a los que en la ciencia de la mente llamada Dianética se los conoce como “engramas”.

Los engramas son programas negativos o palabras pronunciadas por progenitores y terceras personas en los momentos en que una mujer está embarazada y hay mucha intensidad emocional en el momento: Toda palabra dicha y pronunciada en esos momentos se graba en la mente reactiva del bebé y esa grabación surge muchos años después cuando ese “engrama” o programa negativo se activa por palabras similares pronunciadas por casualidad o por ambientes reactivos negativos y de esa manera aparecen muchas conductas negativas y distorsionadas que ocluyen la manera de pensar, de computar y de utilizar la propia racionalidad; las personas con engramas tienen comportamientos autodestructivos, no tienen metas y suelen vivir en la apatía o se vuelven tiranas causando la desdicha y el dolor en su hogar.

De nada sirve hablar con esas personas pues son víctimas de los engramas que no les permite ser personas sensatas con las cuales se pueda llegar a acuerdos o entendimientos.

La solución siempre es la regresión dianética que borra los engramas prenatales y cuando se hace uso de esta herramienta, uno debe adaptar su lenguaje al lenguaje contenido en la memoria de la persona que sufre y no al revés, de esta manera el lenguaje se vuelve terapéutico cuando lo liberamos de reglas y dogmas acerca de lo que se debe decir o de lo que no se debe decir.

Palabras del autor: “No hay paz en un hogar donde no reina el amor o la buena voluntad”

Pensamiento para pensar por escrito: ”Mi bienestar y mi alegría aumentan día tras día”

Nota Importante: Los programas de cambio y mejoramiento de las conductas de cuatro días producen personas positivas y sensatas capaces de responsabilizarse de sus vidas y de sus estudios o de sus asuntos con las habilidades mentales de concentración y con las habilidades corporales que se aprenden.

Si desea tener una conversación con el autor o una consulta acerca de cualquier problema, llame a los teléfonos del encabezado desde las 7.30 de la mañana (2488284 – 72513317 ó 788-9-4080), los problemas sólo se resuelven cuando se los afronta con seguridad.

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