miércoles, 11 de julio de 2012

Cómo anular a una persona

El peor daño que se le hace a una persona es darle todo. Quien quiera anular a otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que resolver dificultades.
Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad.
Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.
Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la posición de la víctima que solo se queja. Cree que los demás tienen obligación de ponerle todo en las manos y considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.
Es muy difícil que quien recibió todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien. Y cuando esa ‘ayuda’ no llega, culpa a los demás de su ‘desgracia’ (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar).
Solo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas. Pero, ¡ojo! Esto no quiere decir que la caridad no sea necesaria en momentos especiales.

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