lunes, 19 de marzo de 2012

Entrar en la mente de una persona analizando su mirada

Se dice que los ojos son las ventanas al alma, y entre enamorados es común tener la sensación de estar leyendo los pensamientos de la pareja a través de sus ojos en los momentos más íntimos.

Algo de cierto puede haber en todo esto, a juzgar por los resultados de un nuevo estudio en el creciente campo de la pupilometría.

Medir el diámetro de la pupila, la parte del ojo que cambia de tamaño para dejar entrar más luz o menos, puede indicar a qué está prestando atención una persona. En esto se basa la pupilometría, una técnica que ya ha sido usada en psicología social y en psicología clínica, con animales y humanos de distintas edades; y que debería ser usada aún más según los autores del nuevo estudio, Bruno Laeng de la Universidad de Oslo en Noruega, Sylvain Sirois de la Universidad de Quebec en Trois-Rivières, Canadá, y Gustaf Gredeback de la Universidad de Uppsala en Suecia.

La pupila es muy conocida por cambiar de tamaño en reacción a la luz. En una habitación oscura, las pupilas se dilatan para dejar entrar más luz. Tan pronto como se sale a la luz del sol, las pupilas se encogen. Esto evita que la retina, ubicada en la parte posterior del ojo, reciba una luz demasiado intensa o que no pueda hacer debidamente su trabajo por recibir menos luz de la necesaria.

Algo similar ocurre en respuesta a estímulos psicológicos. Cuando se ve algo a lo que se quiere prestar más atención, las pupilas se dilatan, aunque sea muy poco. No está claro por qué sucede esto, pero el caso es que ocurre, y puede servir en análisis psicológicos para detectar qué cosas atraen más la atención de una persona aunque intente fingir indiferencia.

Laeng ha usado el tamaño de la pupila para estudiar a personas que tenían cierta lesión en el hipocampo, de un tipo que por regla general provoca una amnesia muy severa en la memoria. Normalmente, si se le muestra a uno de estos pacientes una serie de imágenes, se le deja descansar un rato, y luego se le muestra otra serie de imágenes, ya no se acordará en ningún caso de cuáles ha visto antes y cuáles son nuevas. Sin embargo, Laeng midió el diámetro de la pupila de los pacientes mientras realizaban esta prueba, y encontró que los pacientes sí respondían de manera distinta a las imágenes que había visto antes, aunque creyeran no haberlas observado con anterioridad. Hasta cierto punto, es un hallazgo esperanzador, porque demuestra que el cerebro de algunos de estos pacientes sí es capaz de almacenar y recuperar recuerdos de cierta intensidad hasta el punto de poder hacer esta distinción.

Ya existe la tecnología para medir la pupila. En muchos estudios modernos de psicología se usa la tecnología de seguimiento de los ojos, por ejemplo, para detectar lo que un sujeto está mirando. Midiendo además el tamaño de la pupila en cada momento, es posible obtener datos muy reveladores. Laeng y sus colegas esperan convencer a otros investigadores en psicología para que usen este método.

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