jueves, 5 de enero de 2012

La vida no es una carrera

¡Es tan fácil perder de vista lo que verdaderamente importa!
¿Algunas veces observaste a los niños jugando? O, ¿escuchaste el sonido de la lluvia cuando cae al suelo? ¿Alguna vez seguiste el vuelo errante de una mariposa? o, ¿fijaste la mirada en un atardecer?
Es mejor disminuir el paso en la ruta de la vida. No caminés tan de prisa. El tiempo es corto. Es como en una fiesta, la música en algún momento se va a terminar.
Cuando le preguntás a alguien: ¿Cómo estás?¿Realmente escuchás la respuesta?
Cuando el día termina, ¿te acostás en la cama, pero con los quehaceres rondando en tu cabeza?
Es mejor disminuir el paso en tu andar por la vida. No caminés tan de prisa...
El tiempo es corto, ya te digo, es como en una fiesta, la música va a terminar...
¿Alguna vez le dijiste a un niño, mejor dejemos esto para mañana? Y en tu prisa, ¿viste su tristeza?
¿Perdiste contacto, o dejaste morir una buena amistad porque nunca tenías tiempo para llamar y decir ‘hola”? Es mejor disminuir el paso. No caminés tan de prisa.
Cuando vamos afanosos para llegar a algún lugar, perdemos parte de la satisfacción al lograrlo. Cuando te preocupás y te apresurás todo el día, es como si fueses un regalo que se olvida sin abrir. Te convertiste, por lo tanto, en un regalo perdido.
Recordá esto, la vida no es una carrera! Caminá más lentamente. Escuchá la música antes que la canción se acabe.
Ahora, queridos lectores, envíen este texto a todos sus conocidos, diciéndoles que vivan sus vidas sin odio, sin amarguras, sin herir a los demás, principalmente a los que viven próximos, con los cuales somos verdaderos, sin máscaras, y que nos aman como somos. Hay una razón mayor de ser, entonces... ¡Vamos a crecer!

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