miércoles, 23 de febrero de 2011

Chocolate caliente. El valioso tiempo

He contado mis años y he descubierto que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que he vivido hasta ahora... Me siento como aquel niño al que le regalan una bolsa de caramelos: los primeros se los come feliz, pero cuando se percata de que quedan pocos, comienza a saborearlos profundamente.
Me he dado cuenta de que ya no tengo tiempo para soportar personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus puestos, sus talentos y sus éxitos.

Con los años he descubierto que mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Quiero vivir al lado de gente que sepa reírse de sus errores, que no se vanaglorie con sus triunfos, que no eluda sus responsabilidades, que defienda la dignidad humana y que desee únicamente caminar al lado de la verdad y de la honradez.
Sí… tengo prisa… es que deseo vivir con la intensidad que nada más la madurez puede dar. Pretendo no malgastar ni tan sólo uno de los años que me quedan.
Estoy seguro que serán más exquisitos que los que he vivido hasta ahora. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres estimados, y con mi conciencia. ¡De verdad lo espero…!

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